Soledad, este es el sentimiento que se alberga en todos los corazones, la diferencia es que en muchos permance oculto, esperando el momento más propicio para manifestarse; el que no necesariamente es cuando no tenemos a nadie a nuestro alrededor.
La soledad, esa soledad profunda que proviene de lo más intimo de nuestro ser, es la que destruye, como si una navaja muy filosa atravesara el corazón, provocando una agonía lenta, una muerte interior que tortura y ataca con lentitud y el dolor va en aumento con cada paso, a cada instante; si no se remedia, acaba con la alegría y las ganas de vivir, así consumiendo las fuerzas, construyendo en la mente un abismo enorme, envolviendo y oscureciendo todo, formando tumultos incomprensibles en la mente.
Así, sintiendo como esa yaga tan profunda, la que parece incurable, sangra dolorosa e intensamente, que la desesperación envuelve y acaba con los deseos de continuar, se vuelve cobarde y temeroso de enfrentar el minuto siguiente, que se quisieran detener el lento y prolongado avance de las horas, hasta sumirse en un letargo profundo, tratando de alivianar la agonía inevitable, esperando que al despertar todo lo que oprime el pecho, solo haya sido parte de una horrible pesadilla, por la que se desea nunca más volver a pasar.......
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